La nueva gran banda
Avenged Sevenfold brindó un soberbio concierto el último sábado en el Estadio Malvinas Argentinas. Con un sonido arrollador, centraron el show en su exitoso disco “Nighmare” junto a algunas perlas de los anteriores.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Previo a la explosión mundial que lograron con la quinta placa “Nightmare” (2010), la banda californiana tuvo un momento límite que casi culmina con su carrera. El fallecimiento de su baterista The Rev en diciembre de 2009 los hizo dudar de su continuidad. Pero nada de ello ocurrió. Con la presencia de su reemplazante Arin Llejay harían su debut en Argentina.
Locura eternaLa gente de D-Mente no pudo transmitir todo su poderío debido a un sonido inestable que no los dejaba asentarse en escena. De igual manera, intensas y rockeras canciones como “El infinito ya tiene fin” y “Luz” lograron sobresalir dentro de un panorama oscuro. Por suerte, el público estuvo de su lado, a tal punto que pogueó y cantó en algunas melodías.
Rápidamente los stages comenzaron a trabajar y a dejar todo en condiciones para lo que vendría. Mientras tanto el estadio iba tomando otro color para recibir de la mejor manera a las jóvenes estrellas.
Avenged Sevenfold apareció en escena a las 21.10 con los ya famosos teclados tétricos de “Nightmare” como carta de presentación. De movida, sorprendieron por un audio súper nítido, rabioso y conmovedor. Sentir el golpe de la batería en el pecho no es algo que ocurra habitualmente, por eso es válido destacarlo.
Con este arranque demoledor, la banda compró rápidamente al público curioso. Imagínense entonces en qué estado estaban sus fans más acérrimos. No hay adjetivos para describir esa situación, aunque los ojos brillosos de muchos daban un panorama generalizado del ambiente.
Para la siguiente, “Critical Acclaim”, la vibración se multiplicó cuando su ex baterista apareció aportando sus voces desde las cintas, mientras Shadows señalaba al cielo para homenajearlo. Luego le dedicarían “So far away” con una nueva ovación de sus fans.
Sin lugar a dudas, el cantante es un personaje central dentro de la agrupación, y es quien genera en el público varias sensaciones diferentes. Su postura soberbia puede causar malestar en algunos, aunque tiene tal manejo del escenario y de los asistentes que termina siendo aceptados por todos.
De principio a finComo era esperar, la lista de temas se centró en su premiado disco “Nightmare” y en perlas de los anteriores. Todas las canciones fueron recibidas con mucha energía, aunque “Welcome to the family”, “Bured alive” y “God hate us” causaron una exaltación superior.
Quizás no sean la banda más original, pero tienen un don especial para fusionar varios géneros de una forma magistral (hard rock, metalcore, power metal, progresivo), además de ser unos instrumentistas fabulosos. Las canciones brillan por sí solas, por eso se convirtieron en una de las bandas modernas más importantes de la actualidad.
Otra pata esencial es el virtuoso guitarrista Synester Gates, quien con su técnica súper intrincada despierta admiración. Es el responsable de condensar riffs poderosos, cortes progresivos y líneas melódicas.
Los Avenged Sevenfold no solo se destacaron con lo nuevo, sino que también con viejos clásicos. Gemas de la talla de “Afterlife” o del esperadísimo “Unholy confessions” alcanzaron un nivel sobresaliente.
El final estuvo repartido en dos partes. Primero emocionaron con la grandiosa “A little piece of heaven”, que contiene un estribillo adictivo y conmovedor. Luego se despidieron con “Fiction” y “Save me”.
Por suerte nos estamos acostumbrando a recibir a artistas en su pico musical y de exposición. Y Avenged Sevenfold nos dejó en claro el porqué. Gracias a un contundente concierto enamoraron y embelesaron a los presentes. Tienen todos los condimentos para ser la nueva gran banda.